La fuerza también se entrena desde adentro. Mente sana, cuerpo fuerte, vida mejor.
Cuando se piensa en un trabajador de la construcción o de una industria pesada, la imagen suele ser la de alguien físicamente fuerte, resistente, acostumbrado al esfuerzo. Pero hay una batalla silenciosa que muchos enfrentan cada día, y no se gana con músculos: la obesidad emocional.
¿Qué es la obesidad emocional?
No se trata simplemente de subir unos kilos. Es cuando nos comemos las emociones, como la alegrìa, la tristeza, el miedo, la ira, la sorpresa o el asco, generadas por situaciones del entorno, que de no ser gestionadas efectivamente, se pueden desbordar generando ansiedad, pànico, frustraciòn, estrés negativo, y cansancio corporal extremo. En sectores como la construcción, donde las jornadas son largas, el trabajo es duro y las pausas escasas, este tipo de alimentación emocional se vuelve una salida común... pero peligrosa.
Imagínalo así:
🔹 Termina la jornada. Estás agotado, dolido, estresado.
🔹 No hubo tiempo para almorzar bien.
🔹 Pasas por una tienda: gaseosa, pan con salchichòn, papas fritas... y sientes un alivio inmediato.
🔹 Pero ese alivio es momentáneo. Y el hábito se repite. Día tras día.
¿Por qué pasa esto?
La industria de la construcción tiene características que la hacen vulnerable:
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Jornadas extensas sin pausas adecuadas.
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Ritmos laborales intensos con poca previsibilidad.
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Poca educación en salud emocional o nutricional.
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Culturas laborales que normalizan "aguantarse" todo.
La comida, entonces, se vuelve una válvula de escape. Y lo emocional se convierte en físico.
¿Qué se puede hacer? Aquí van estrategias reales y prácticas
1. Comer con conciencia
Fomentar la alimentación consciente: que los trabajadores aprendan a reconocer cuándo tienen hambre real o cuándo están usando la comida como consuelo.
🧠 Tip práctico: repartir una tarjeta simple con la pregunta "¿Tengo hambre o solo estoy cansado/estresado?" como recordatorio diario.
2. Espacios para respirar (literalmente)
Un minuto puede marcar la diferencia. Pausas activas de respiración o estiramiento ayudan a liberar tensión y reducir la necesidad de comer por ansiedad.
🛠️ 3 minutos al día para estirarse o respirar = menos ansiedad = mejores decisiones alimenticias.
3. Alimentos que ayudan, no que dañan
Reemplazar las gaseosas o snacks industriales por opciones más naturales y energéticas: frutas, frutos secos, yogures. No se trata de prohibir, sino de ofrecer alternativas reales y accesibles.
🍌 Fruta del día en el comedor puede ser un gran comienzo.
4. Hablar de emociones también es seguridad y salud en el trabajo (SST)
Los trabajadores también sienten, y muchas veces lo que no se dice… se come. Darles herramientas para expresar el malestar o brindar acceso a apoyo emocional cambia vidas.
🧑🔧 Un canal anónimo o una charla mensual de bienestar emocional puede abrir puertas que antes estaban cerradas.
5. Cuidar al que cuida
La salud emocional y física debe ser parte de la cultura de la empresa. Cuando los jefes y supervisores también participan de estos programas, el mensaje se vuelve más fuerte: no es debilidad cuidarse, es responsabilidad.
Conclusión: Construir bienestar también es parte del trabajo
La prevención de la obesidad emocional en el sector construcción no es solo una cuestión de salud, sino de dignidad laboral. Nadie debería tener que elegir entre cumplir con su trabajo y cuidar su bienestar mental y físico. Al final del día, un trabajador que se siente bien rinde más, se enferma menos y vive mejor.
Porque construir no es solo levantar paredes. Es también construirse a uno mismo, por dentro y por fuera.
@Sergiotohseq
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